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Back stage
Para ser queridos y útiles para nuestros semejantes debemos empezar por querernos a nosotros mismos. No me refiero a un amor hacia la humanidad en general, que también, sino a la autoconsciencia del valor que tiene cuidarnos a nosotros mismos; o sea, cada cual a sí mismo.
La rotundidad de la afirmación anterior puede ser interpretada como una declaración de egoísmo total y sin embargo no lo es, todo lo contrario. Es imposible que todo lo que nos rodea, nuestro entorno familiar y laboral de manera destacada, esté bien si nosotros estamos mal. Estamos pues, me temo, en el eje de un círculo que puede ser vicioso o virtuoso, como lo queramos y lo trabajemos. Todo esto se materializa en la práctica del deporte de una manera tan clara y tan transferible a la vida personal y profesional que, seguramente, constituye uno de los aprendizajes más evidentes que podemos obtener como deportistas. Cuando un técnico, un entrenador, consigue envolver a su equipo, o a su deportista individual, en un ambiente “nutritivo”, en el que el atleta tiene a su alcance los recursos materiales y, lo que es más importante, el ambiente de positividad necesario para desplegar su potencial, todo fluye y los resultados llegan. Cuando, por el contrario, la “toxicidad” se impone (la envidia, el uso de cualquier medio para conseguir el objetivo, la mercantilización…), lo que suele llegar es la frustración, las lesiones encadenadas, el victimismo… a menudo el abandono y a veces cosas aún peores.
Hace tan sólo un par de semanas tuvimos la enorme fortuna de ser organizadores de los Campeonatos de España Absolutos, de Jóvenes Jinetes y Amateur en la especialidad hípica de Saltos. En esta edición de nuestro boletín electrónico encontrarás la información sobre sus magníficos, incluso históricos resultados por la tripleta femenina en los tres pódiums, pero ahora lo que me gustaría destacar es el esfuerzo y el talento de todo el equipo que trabajó muchos días para que los deportistas pudieran gozar de las mejores condiciones, del entorno más “nutritivo” posible, para elevar sus performances a lo más alto, forzando los límites de lo que cada cual, a priori, seguramente podría soñar. En la última entrega de premios en la Pista Verde, pedimos a todo el personal técnico y de mantenimiento que saliera del “back stage” y se dejara ver para recibir, arropados ahora ellos por los vencedores, el reconocimiento de los deportistas y del público.
Los atletas son sin duda los héroes contemporáneos de nuestra sociedad, pero nada sería posible sin todo un ejército de personas, entrenadores, gestores, técnicos, jueces, personal de instalaciones, etc… que ponen lo mejor de sí mismos para que todo fluya, se rompan los límites, se alcancen los sueños…
Al César lo que es del César…
Joaquín Ballesteros
Gerente CCVM