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PARA QUE EL DEPORTE EDUQUE...
Mi labor en el Club exige largas horas de oficina, un trabajo sedentario que no casa con mi espíritu de deportista que sigue vivo. A veces tengo la oportunidad y el privilegio de ser invitado a entregas de trofeos de nuestros campeonatos y torneos internos y así salir del despacho y disfrutar de la compañía de nuestros deportistas de todas la modalidades, categorías, edades... es una experiencia sumamente grata para mí, instructiva y hasta sorprendente. Es frecuente encontrar en estos actos hasta tres generaciones de una misma familia y todos ellos recibiendo su correspondiente premio como deportistas activos. Confieso sin pudor que me emociona profundamente esta circunstancia, que me ayuda a comprender mejor el Club y su dinámica interna, pero sobre todo me hace reflexionar sobre lo que ha sido en realidad el eje principal de mi labor profesional anterior, en la Universidad Carlos III de Madrid, me refiero a la educación a través del Deporte.
Tras las entregas de trofeos converso sin prisa, relajadamente, con los deportistas: hijos/as, padres/madres, a veces también abuelos/as. Coincidimos en el valor educativo profundo del Deporte. Más allá de la educación formal recibida en sus centros escolares, nuestras hijas e hijos reciben del Deporte herramientas, habilidades, valores que les hacen mejores personas, más completas y preparadas para la vida personal y profesional, puesto que todo lo que reciben en una práctica deportiva bien orientada, es absolutamente transferible a esa otras facetas de sus trayectorias personales para toda la vida. Personalmente lo tengo meridianamente claro, todo lo que me ha servido de forma significativa para salir adelante lo he aprendido en el Deporte.
Pero para que todo lo anterior se produzca, o sea, para que el Deporte en el Club cumpla su misión educativa, hay una condición imprescindible: el trabajo en conjunto de las familias y los entrenadores o, en su caso, profesores deportivos; y todo ello en un entorno "nutritivo", rodeados de las condiciones materiales y organizativas adecuadas que el Club debe proporcionar. El objetivo común de todos debe ser la educación de nuestros deportistas de cantera bajo estrictos criterios: el honor, el juego limpio y sin trampas debe ser el santo y seña de todos. Como digo, el trabajo de los entrenadores/profesores, en conexión permanente con los padres y madres, es la clave. En nuestro tiempo un entrenador que no es un educador, sencillamente no puede calificarse como tal. Muy por encima de éxitos deportivos debemos exigirles que asuman este nuevo papel y los demás debemos apoyar esta visión como un solo bloque, familias, delegados deportivos, dirección deportiva del Club, Gerencia... Cuando un deportista del CCVM entre en una cancha debería ser reconocido no sólo por su uniforme, sino sobre todo por su juego limpio y su actitud honorable y leal, si además acompañan los resultados, entonces tendremos al deportista 10, nuestro mayor objetivo.
Sé que hay inquietud sobre lo que el nuevo equipo directivo hará en el Club, pues bien, esta línea de incrementar y cuidar la formación integral de los deportistas de las categorías de edades inferiores en las diferentes modalidades y la transversal educativa, son dos de los objetivos, sin ninguna duda. De lo primero ya he comentado aquí mi visión, en lo segundo también estamos trabajando e iremos poco a poco avanzando e introduciendo en el Club proyectos que abran una nueva y rica dimensión del mismo, como espacio para la formación en múltiples direcciones, siempre relacionadas con el Deporte. Como muestra un botón: en las próximas semanas, mediante convenio con centros universitarios de Madrid, comenzaremos un programa de prácticas de estudiantes de diferentes titulaciones de Grado, que aprenderán con nosotros, en nuestras oficinas y otros espacios de trabajo, el significado concreto, profesional, de la Gestión del Deporte. En el horizonte hay otros proyectos ilusionantes que pueden prestigiar el Club desde esta misma dirección, como la creación de un Master Universitario en ese mismo ámbito de la gestión deportiva. Seguro que en esta nueva orientación habrá proyectos que funcionen y otros menos o nada, pero, como en el Deporte, hay que arriesgar para ganar y, también como en el Deporte, la única forma de aprender cómo se gana es perdiendo y reflexionando a continuación sobre las claves de esa derrota y cómo superarlas para mejorar en la siguiente ronda.
Aquí acabo por esta vez. Es sábado y me esperan cuatro o cinco horas de bicicleta, que aunque ya mayorcito necesito seguir educándome en el Deporte, un objetivo que se consigue perseverando, con el esfuerzo de todos los días, de toda la vida.
Lo que nada cuesta, nada vale.
Joaquín Ballesteros
Gerente del CCVM