El mantenimiento de las áreas deportivas y de las zonas de
esparcimiento de nuestro magnífico Club, se vertebra a través de un mismo
elemento. Ese elemento, imprescindible, y que todos valoramos como un recurso
natural escaso, es el agua.
Desde la pistas de tierra batida, hasta las pistas de
hípica, los campos de golf, los campos de hockey, las pistas de pádel,
piscinas, y nuestros jardines y amplia masa forestal, todos ellos, seres vivos
o inanimados, requieren de agua para su subsistencia o buen mantenimiento,
acorde a sus usos deportivos o participación en el ciclo natural, según el caso.
Nuestro año hidrológico, da comienzo a finales de septiembre
y cuenta con 365 días por delante, en los cuales, no será preciso regar si se
produjeran precipitaciones de lluvia o nieve. Sin embargo desde octubre de 2015
hasta las fechas que nos ocupan, ni las lluvias ni las nieves nos han bendecido
en tantas ocasiones como climatológicamente deberían haberlo hecho, lo que
claramente se ha percibido en los tapices verdes de césped natural del Club de
Campo.
Durante los meses más fríos la apariencia del césped, y en
especial de la grama (especie de la familia poaceae) cambia. Se afea y pierde
su brillo verdoso al entrar en periodo de latencia, tornándose a colores
marrones y amarillentos. Sin embargo, la grama es la especie que más resiste la
sequía y el pisoteo, con lo que en periodos estivales es imprescindible su
presencia en nuestras áreas verdes.
Se podría pensar que la solución es regar durante el
invierno, sin embargo, surgen varios inconvenientes ante esta posible solución.
En primer lugar los riegos tendrían que realizarse únicamente durante el día y
con temperaturas óptimas para evitar que el agua que quedara en superficie propiciará
una intensa helada durante la noche. Asimismo, en invierno es preciso eliminar
el agua de los sistemas de riego (drenarlos), porque toda aquella que quede en
las conducciones, puede congelarse, dilatarse y reventar el sistema.
Teniendo en cuenta nuestro sincero compromiso con el medio
ambiente y con el uso eficiente de los recursos naturales, la distribución del
agua de riego en el Club, se realiza siempre en función de las necesidades de
cada instalación, el uso de las mismas y, por supuesto, la climatología. Por lo tanto, durante los meses de primavera
y verano que restan, nuevamente vamos a optimizar la dotación de agua que
recibimos de la Confederación Hidrológica del Tajo, para concluir nuestro año
hidrológico sin superar la dotación, y por tanto cumpliendo, como siempre, con
las Legislación Medioambiental vigente.
En este sentido, si las lluvias siguen sin acompañarnos de
forma continua, procederemos a priorizar las zonas de riego, atendiendo
aquellas áreas o superficies deportivas más susceptibles de sufrir daños y más
costosas de recuperar. Asimismo, tendremos en cuenta las necesidades de
aquellos deportes cuyas superficies de uso exigen un riego mínimo para su
utilización.
Por su parte, en el resto de instalaciones, aplicaremos
dosis de riego mínimo para mantener el buen uso deportivo de las instalaciones
y las características técnicas de las mismas, mientras que en las zonas
ajardinas mantendremos el suelo con humedad suficiente para no llegar a su
punto de marchitez permanente.
